Hace 17 años | Por ktan a blogs.epi.es
Publicado hace 17 años por ktan a blogs.epi.es

Centenares de miles de aficionados darían un año de vida por ver cumplido su sueño de saltar al césped con la camiseta de su equipo, y experimentar las vibraciones de la gloria. Aunque fuera para corretear durante los cinco últimos minutos del encuentro. Sólo un ser humano en todo el planeta tenía acceso a plasmar esa ilusión colectiva, Samuel Etoo. Astuto como todos los famosos, pensó que si tantas personas suspiraban por tener un hueco en el equipo, el deseo en cuestió era una vulgaridad.

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Antes de que me acribillen con votos negativos, AVISO: ¡Esta notícia no es de deportes!