La caída de la Unión Soviética hizo que los partidos comunistas sufrieran transformaciones y divisiones. Algunos adoptaron una política reformista; otros se orientaron hacia el comunismo libertario; muchos simpatizantes del marxismo apoyaron movimientos socialdemócratas. Tras el lógico desconcierto inicial, una joven Iniciativa per Catalunya emprendió una especie de cuarta vía y cambió el eurocomunismo por el ecosocialismo.