Hace 14 años | Por web_20 a elpais.com
Publicado hace 14 años por web_20 a elpais.com

Nadal, sin embargo, no puede completar su obra. Llueve. Ruge un huracán de viento elevando papeles, servilletas y botellas por la pista. Llueve más. La superficie está empapada, pese a los esfuerzos de los voluntarios, que unen a las toallas gigantescos secadores de pelo. Sigue lloviendo. El campeón y el preparador físico de su rival comprueban la pista. Continúa la lluvia...y el partido se suspende (7-6, 6-6 (3-2), como ocurrió el año pasado en su semifinal contra el escocés Andy Murray, que perdió tras disputarla a lo largo de dos días.