No deja de ser curioso como nos quedamos con algunos recuerdos de forma permanente. Pueden haber pasado los años y todavía tenemos fresca la imagen de momentos que, para bien o para mal, han marcado nuestra vida por insignificantes que parezcan a ojos de los demás. A día de hoy, no deja de sorprenderme el hecho de que gente con quince, veinte o treinta años de surf a sus espaldas sigue rememorando, con todo lujo de detalles, ese momento mágico que le hizo engancharse instantaneamente al mundo de las olas.
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