Hay videojuegos que llegan más allá de las expectativas de sus creadores, que cosechan un éxito tal que se convierten en verdaderas obras maestras y que generan todo un culto a su alrededor. Tal es el caso de Metroid, una serie que comenzó en 1986 como un producto más de Nintendo y que prometía una nueva experiencia de juego a los consumidores.