El ladrón más tonto de la historia

Robó dos bancos a plena luz del día, sin ocultar su rostro, frotándose la cara con zumo de limón convencido de que ese zumo actuaría como tinta invisible. Fue detenido el mismo día y condenado a 24 años y medio de prisión. "Fíjate si era estúpido que dio pie a un pionero estudio para analizar como era posible que alguien pudiera estar tan seguro, de algo tan equivocado"