Todos los días, al terminar la etapa, Lance Armstrong arrancaba la hoja del libro de ruta y escribía en ella un deseo, un pensamiento positivo para Markel Irizar, el ciclista guipuzcoano que luchaba contra un cáncer. Al llegar a París, le envió una carta con todas las hojas del libro de ruta. La historia la cuenta en su blog el periodista Luis Guinea.