Quitando El guardián entre el centeno e Historia de dos ciudades, los demás son perfectamente prescindibles, achacable su popularidad a una especie de giliprogresía semianalfabeta pero dada al onanismo intelectual (caso del Principito) o a la famélica legión de adolescentes con espinillas que para justificar su gris existencia leen cosas como El señor de los anillos o la cosa esa de Narnia.
Comentarios
Si pensamos que al menos dos de ellos son de obligada lectura en los colegios...
Quitando El guardián entre el centeno e Historia de dos ciudades, los demás son perfectamente prescindibles, achacable su popularidad a una especie de giliprogresía semianalfabeta pero dada al onanismo intelectual (caso del Principito) o a la famélica legión de adolescentes con espinillas que para justificar su gris existencia leen cosas como El señor de los anillos o la cosa esa de Narnia.