En Bogotá, y pese a haber señalado entre los vicios de la izquierda latinoamericana el de ser autoritaria..., José Saramago parece dispuesto a perdonarle mucho al hegemón venezolano, pues si bien tiene mucho dinero, "ama a los pobres". He aquí pues al sargentón venezolano convertido, por obra y gracia del escritor portugués, en una dama caritativa, de esas que, al regreso de su viaje anual al Viejo Continente, organiza un té canasta para recoger fondos, ropa o comida para "mis pobres" como los designan con un muy claro sentido de pertenencia.
Comentarios
Después de sus declaraciones pidiendo que Portugal se convierta en una Comunidad Autónoma de España, el Saramago éste ha perdido todo mi respeto.