El niño prematuro sietemesino no solo ha tenido la mala suerte de sufrir un parto traumático sino que presenta una malformación que aparece en proporción 1:1000. Sus pies y parte de sus piernas están retorcidos. La madre lo ve desde el cristal de la incubadora y llora. Pero piensa que todo puede salir bien. A las 72 horas del nacimiento el niño prematuro sietemesino y con los pies y piernas retorcidos acaba de sufrir un paro cardiaco
Todo ese camino de sufrimiento con final feliz, no hubiera sido posible desde la hora 72 sin seguridad social (es decir sin el dinero que pagamos todos de nuestras nóminas cada mes). La madre podría haber deseado la luna pero el camino estaría alfombrado por las facturas de toda esa miríada de intervenciones.
Ahora viene la pregunta filosófica: ¿ha de destinar el Estado todos esos recursos a salvar una sola vida o a la financiación, pongamos no sé, del CSIC para que el país entero no pierda un salvavidas al que agarrarse? ¿Tenemos derecho los ciudadanos, como pagadores, a ser consultados en referendum sobre límites y racionalización de gasto? Estos asuntos morales que normalmente recaen en una parte de los ciudadanos, profesionales de la medicina y familia afectada, ahora quieren imponerlos desde nuestros representantes en el gobierno. Que más que "representantes" nuestros podrían erigirse ya directamente en "amos" de nuestra voluntad y de nuestro dinero.
Respuestas encolerizadas de madres amantísimas debajo de la línea punteada.
#4 El problema es que a partir de hace unas semanas, ese camino de sufrimiento con final feliz que tú dices, además es un camino carísimo. Y si las malformaciones dejan de ser supuesto de aborto, será un camino de sufrimiento carísimo y obligatorio.
Comentarios
Pero Gallardón precisamente ha dicho que las malformaciones no serán un supuesto de aborto.
#1 Precisamente. Una cosa es que una madre tome la decisión de emprender esa lucha y otra cosa, muy diferente, es que el estado la obligue.
#2 Ok. Gracias por la explicación porque no lo había entendido.
Todo ese camino de sufrimiento con final feliz, no hubiera sido posible desde la hora 72 sin seguridad social (es decir sin el dinero que pagamos todos de nuestras nóminas cada mes). La madre podría haber deseado la luna pero el camino estaría alfombrado por las facturas de toda esa miríada de intervenciones.
Ahora viene la pregunta filosófica: ¿ha de destinar el Estado todos esos recursos a salvar una sola vida o a la financiación, pongamos no sé, del CSIC para que el país entero no pierda un salvavidas al que agarrarse? ¿Tenemos derecho los ciudadanos, como pagadores, a ser consultados en referendum sobre límites y racionalización de gasto? Estos asuntos morales que normalmente recaen en una parte de los ciudadanos, profesionales de la medicina y familia afectada, ahora quieren imponerlos desde nuestros representantes en el gobierno. Que más que "representantes" nuestros podrían erigirse ya directamente en "amos" de nuestra voluntad y de nuestro dinero.
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#4 El problema es que a partir de hace unas semanas, ese camino de sufrimiento con final feliz que tú dices, además es un camino carísimo. Y si las malformaciones dejan de ser supuesto de aborto, será un camino de sufrimiento carísimo y obligatorio.