Solo, repanchingado en el sofá de su mansión de Dubái, el astro del fútbol argentino ha encontrado al fin la paz. Sin alcohol ni cocaína, el embajador del deporte de Emiratos Árabes llena su vacío con fútbol televisado, humo de habanos y visitas de su novia de 22 años.
Comentarios
Santa Maradona priez pour moi
Uf que asco de tio y que asco de gente que le idolatra.