Miles de banderas negras ondearon ayer en las ciudades gallegas, además de en Barcelona, Madrid, Londres, Praga y la ciudad francesa de Le Croisic, epicentro del accidente del Erika en 1999. La sentencia del Prestige resucitó la indignación de Nunca Máis once años después de aquella movilización histórica en la que 200.000 gallegos reclamaron responsabilidades por la mayor catástrofe medioambiental que sufrieron las costas gallegas.