Greenpeace reconoce el enorme valor del compromiso anunciado el pasado jueves por el mayor productor y comerciante de aceite de palma del mundo (el más consumido internacionalmente), la multinacional Wilmar, cuya nueva política de deforestación cero podría significar un hito para la conservación de los bosques tropicales, su biodiversidad y las comunidades humanas que viven en ellas.
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Será porque ya no hay qué deforestar.