Harto trabajo me está constando convencer a mis hijos de que el futuro no pasa por el fútbol, ni por extinguir incendios, ni siquiera por el tan patrio menester de lidiar reses bravas, metas propias de los seis años que contemplan al mayor de ellos. “Que va, mi vida. Tú lo que tienes que ser de mayor es un remedo de Emilio Botín, pero del junior, que tiene la cintura del futbolista, la valentía controlada del bombero y el gusto por el riesgo del torero. Tres en uno
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creía que Botín era el banquero de Mortadelo y Filemón...