Los mercados nos crujen. El Estado español debe prometer intereses delirantes para lograr colocar sus letras y sus bonos, con los que paga mes a mes los sueldos de funcionarios y las pensiones. La pregunta más insistente en bares y taxis, los foros ciudadanos de nuestros días, es: ¿Qué hago con mi dinero? La plebe teme que sus ahorros se transformen en pesetas, en el macabro cuento del euro,...