Desde los años 60 y el Che Guevara no se veía algo así: un guerrillero latinoamericano que atrajera las miradas del mundo y se convirtiera -con la rapidez que proporcionaban los nacientes medios digitales- en un ícono global. Eso fue lo que ocurrió en 1994 con el subcomandante Marcos, uno de los dirigentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN.
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Se cansó de que, después de media vida como subcomandante, nadie se dignara a hacerle comandante de una p. vez.