Ahora que el desprestigio al ciclismo está tan de moda a base de filetes de ternera, este es un buen libro que devuelve esas ganas de superación que transmitían grandes como Indurain o el propio Lance Armstrong. Que la esperanza sea siempre lo último que se pierda.
Comentarios
Siempre es bueno releer los clásicos. En este caso, nos devuelve la esperanza.