En el manicomio de Yayasan Galuh, cerca de la mitad de las personas están confinadas en un recinto enrejado y encadenados a columnas. El Estado no tiene mejor alternativa ante la falta de medios económicos y materiales, y por eso permite el 'pasung', como llaman a esta práctica. La diputada y psiquiatra Riyanti admite que es una "violación de los derechos humanos".