Vas a comer a un restaurante. Obnubilado por el apetitoso menú que tan ricamente te vende los platos y poseído por una gula incontrolable, acabas pidiendo un montón de cosas. Como si comer fuera de casa nos produjera algún extraño brote psicótico que nos impidiera calibrar nuestras fuerzas. Porque es raro.
Comentarios
He leído 2 veces el artículo y sigo sin comprender lo de cuántico en este contexto. Lo mismo podía haber puesto "chiripitifláutico".