Conocí a Antonio Vega alrededor de 1980 en Pentagrama, cuando él ya tocaba con Nacha Pop. Me lo presentaron como un artista consagrado: para mí era un ídolo, yo tenía solo 17 años, era apenas un poco mayor que nosotros. La muerte de Antonio me ha dejado desolado. Se ha ido un intérprete y un compositor de primer orden. Y es ahora cuando más vamos a añorarle, aunque haya dejado una herencia musical y espiritual que perdurará en todos nosotros. Un puñado de canciones, de joyas, que le han hecho más duradero que lo que duró la Movida.
Comentarios
Donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos.
donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací.
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Viento que a su murmullo parece hablar
mueve el mundo con gracia, la ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal
es su temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.
De sol, espeiga y deseo...
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.
ANTONIO VEGA
(DEP)
Descance en paz maestro.