Dos esquelas publicadas en la prensa donostiarra el pasado sábado anunciaban el fallecimiento de Pablo Simons De Aerschot, con una fotografía en la que se veía a un anciano sonriente. Sus nietos le despidieron en una de ellas en euskera y francés.Bajo esa aparente normalidad se escondía la figura de un criminal de guerra que logró esquivar la condena a muerte por colaborar con el régimen nazi. Ahora acaba de expirar en San Sebastián Paul van Aerschodt, a sus 88 años uno de los últimos seguidores vivos de Degrelle.
Comentarios
Creo que España es el país que tiene en este momento más fascistas de toda Europa y que a ninguno meteran en la carcel.
A mi me daría vergüenza que un hombre así muriese "sonriente" en mi tierra.
Un cooperante de regimenes genocidas menos. Se rumorea que el siguiente es Fraga
#1 la prensa deberia dar a conocer mas a menudo este tipo de gentuza. No solo post mortem