El hiperrealismo del Cristo yacente esculpido por Gregorio Fernández entre 1625 y 1630 es tan radical que su contemplación ha llegado a producir desmayos entre el público más sensible. Sus uñas están hechas con asta de toro, los ojos son de cristal y el efecto de sangre auténtica en plena coagulación se consiguió mezclando corteza de alcornoque con pintura roja....
Comentarios
Para que vean lo que vende el morbo. Ya en aquel entonces, para contrarrestar otras "ofertas culturales", como lo denomian ahora, recurrian a él .