Cada vez se ofrecen más productos específicos para musulmanes, mientras en Francia se reafirma la laicidad en los servicios públicos.En Francia ya existen zonas reservadas para este tipo de productos dentro de los hipermercados. Y aunque las normas para elaborarlos son muy minuciosas y estrictas y su coste mucho más elevado de lo habitual, el 80% de los propietarios de las firmas fabricantes no son musulmanes, lo que indica que hay negocio. Es verdad por otra parte que el Estado francés trata los colectivos religiosos de modo distinto. EL PAÍS
Comentarios
lógico
lo mejor del artículo es la forma diferente que tiene el Estado de tratar a unos y otros, influido por el miedo ante el fenomeno terrorista