Hace 13 años | Por baytico a elpais.com
Publicado hace 13 años por baytico a elpais.com

Nadie se atrevía a salir. Las calles estaban desiertas, los semáforos se abrían y cerraban para ningún coche. Con el corazón en un puño, recluidos en sus casas, los españoles esperaban noticias sobre el golpe de Estado, pensando en lo poco que había durado la democracia. Pero apenas quedaba un hueco libre en las escalerillas del Hotel Palace, frente al Congreso asaltado. Los periodistas que se encontraban en ese momento en la Cámara decidieron quedarse en cuanto fueron liberados y los que en ese instante estaban lejos corrieron hacia allí.