Hace 10 años | Por bonobo a elcorreo.com
Publicado hace 10 años por bonobo a elcorreo.com

El de carpintero, zapatero o costurera, eran oficios transferidos de padres a hijos, en una suerte de lotería familiar de la que dependía el desempeño futuro. Eso cambió con la llegada de las Escuelas de Artes y Oficios, centros que impulsaron la especificidad laboral y la profesionalización. El primer centro de estas características llegó a Bilbao a finales del siglo XIX gracias al, por entonces, alcalde de Bilbao, Pablo de Alzola, promotor del desarrollo urbano en la villa.