Hackeando al árbitro en tres, dos, uno...
Como el árbitro, en pleno partido se le ocurra mirar alguna marquesina y le salten los anuncios personalizados... la lía parda.
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Hackeando al árbitro en tres, dos, uno...
Como el árbitro, en pleno partido se le ocurra mirar alguna marquesina y le salten los anuncios personalizados... la lía parda.