Empezar con tus propios recursos no es fácil. No puedes llenar Manhattan de mariposas para anunciarte, ni tener a cuatro telefonistas llamando de ocho a tres. Aún teniendo el disco que revolucionará el panorama musical, la aplicación web que cambiará el mundo o la aspiradora que todo americano debería tener en su sótano, no tienes nada porque nadie te conoce. Sería tan fácil, si sólo tuvieras unos pocos clientes... ¿Cómo empezar?
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Es por sexo...