Se trata de una disposición querida con insistencia por los partidos políticos de inspiración budista que busca “impedir la conversión de una persona de una religión a otra, si es realizada con el uso de la fuerza, con el engaño o con medios fraudulentos”. Aprobar una ley que prohíbe las conversiones, según los Obispos, no resolverá el problema: al contrario, ella podría crear dificultades, desarmonías, conflictos, violaciones de la libertad religiosa, o también, si es usada mal, la opresión de las minorías religiosas en el país.
Comentarios
Curioso que aquí combatan la libertad de darse de baja de su credo católico. Con saña y en los tribunales.
Claro que aquí no están en mínima minoría... y eso influye.
Ya tenemos una prueba más de la cara tan dura que tiene la iglesia católica... consejo vendo y para mi no tengo.