En general, aplaudo cuando un gobernante defiende el uso de software libre en las administraciones: al fin y al cabo, a nadie le gusta que un país tenga un déficit comercial tecnológico horroroso, y todos sabemos a qué bolsillo van los beneficios de Microsoft u Oracle. Dejando al lado este asunto, hay algo que cada vez me huele peor en el tema de las distribuciones regionales. Me refiero a esas distribuciones que tanto abundan en España. Y lo que huele mal es, precisamente, que haya tantas.
Comentarios
Desde Guadalinex pienso lo mismo. Nunca entendí el porqué de tomar una Debian y modificarla. Es mejor colaborar con la distribución principal y sacar nuevos paquetes o ayudar a adaptar los ya existentes. Ojo, que no digo que esto no se haga.
#1 Cierto, luego salen aberraciones como Ubuntu, que nadie instala y claramente no tiene ningún éxito.
Por desgracia, este tipo de ideas ni siquiera se tienen en cuenta en esta confederación de reinos de taifas donde vivimos.