“Si una persona come dos pollos y la otra no come ninguno, en promedio cada una se ha comido un pollo”. ¿Quién no ha oído esta frase en boca de aquellos que quieren poner en duda la validez de la media aritmética como medida de análisis? El error, sin embargo, no está en la media, sino en su mal uso o en su mala interpretación. Si un político es evaluado por los ciudadanos con una puntuación media de 5, podría ser —aunque, ciertamente, no es lo más habitual— que un 50% le hubiera calificado con un cero y el otro 50% con un 10.
Comentarios
Para mi falta que el análisis hecho contemple también en que medida las preguntas, que dan lugar a las respuestas en base a las cuales se calcula la media, condicionan dichas respuestas y si es posible de algún modo contemplar el tipo de pregunta en el resultado final. No es lo mismo que te den a elegir entre A o B o del 0 al 5 a que la respuesta sea libre y sea posteriormente el que realiza el estudio el que clasifique las respuestas en un baremo medible, dado que puede darse el caso que la propia pregunta ya esté influyendo intencionadamente o no en la respuesta.