Hay lectores que lo primero que hacemos al agarrar un libro es olerlo, poder sentir ese olor a libro nuevo o viejo, pero muy pocos de nosotros sabemos a qué se debe este aroma. El olor de los libros se da por varios factores, entre ellos la tinta y el papel, éste último está conformado por una cantidad de lignina, el polímero orgánico más abundante en el mundo vegetal.
Hay libros que huelen a maderas antiguas y que animan a leer en ellos las historias de Dumas o Balzac, hay libros que tienen matices metálicos en los que leer a Clarke, otros con tonos terrosos en los que disfrutar de Kafka, algunos huelen a salón decimonónico donde leer a Poe, a veces tienen el olor entre fresco y amargo óptimo para leer a Hesse, algunos son frutales para leer a garcía marquez, algunos huelen a piedras para leer a Cunqueiro, en muchos se notan las tintas y apetece que sea un cuento de Ende...
Ese evocador olor de los libros es lo que más le costará conseguir a los libros electrónicos.
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Hay libros que huelen a maderas antiguas y que animan a leer en ellos las historias de Dumas o Balzac, hay libros que tienen matices metálicos en los que leer a Clarke, otros con tonos terrosos en los que disfrutar de Kafka, algunos huelen a salón decimonónico donde leer a Poe, a veces tienen el olor entre fresco y amargo óptimo para leer a Hesse, algunos son frutales para leer a garcía marquez, algunos huelen a piedras para leer a Cunqueiro, en muchos se notan las tintas y apetece que sea un cuento de Ende...
Ese evocador olor de los libros es lo que más le costará conseguir a los libros electrónicos.
Yo me pregunto si el papel de cáñamo tiene ese olorcillo, puesto que que según parece la Cannabis sativa tiene bajo contenido en lignina.