La indignación de los #acampados está plenamente justificada: la crisis económica es profunda, la tasa de paro entre los jóvenes supera el 40% incluso entre los que han estudiado durante años para obtener un título universitario, los que tienen la suerte de trabajar lo hacen con salarios miserables y los líderes políticos parecen más preocupados por el inmediatismo de las próximas elecciones (¡y siempre hay unas próximas elecciones!) que por solucionar sus graves problemas.
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No puede tener más razón.