En la política española, el concepto de inutilidad suele aplicarse al voto testimonial. Son inútiles los votos que no apuestan por uno de los dos partidos mayoritarios consagrados paulatinamente por un sistema electoral injusto. El voto inútil define así una idea controlada de utilidad: si hay problemas reales acuciantes, se castiga al partido en el poder y se fuerza un cambio de turno votando a su adversario. Con este modo de pensar y actuar, el bipartidismo convierte la realidad en una farsa.
Comentarios
Está mas que claro. Como desde la UE no se ponga límite a la perversidad de los especuladores, la cosa puede repetirse hasta el infinito y mas allá.
El bipartidismo es ya una lacra, donde si una de las partes no es un verdadero inútil, la otra no pinta mucho mejor, llena de corruptos, prevaricadores e interesados.
La solución aquí es bien sencilla, votar a otros partidos y demostrarles "causa, efecto". Si causas por activa o por pasiva una situación que no interesa a la mayoría de la sociedad que representas o defiendes, tiene un efecto, que es la pérdida de escaños, de poder gobernar y de credibilidad en un futuro a corto, medio, largo plazo.