Publicado hace 12 años por kurilonko a ultimatewanker.wordpress.com

Una vez concluído el lienzo y expuesto a los ojos y consideración del mandante, el corazón de Gentile dió un vuelco y le temblaron las rodillas. El sultán miraba el cuadro con el ceño fruncido y mascullaba para sus adentros. Algo no andaba bien. El pintor, según Mehemet, había cometido un error en la expresión del decapitado: el rictus no era todo lo real que su experiencia le había enseñado.