Fusil en mano, atraviesa una montaña de basura putrefacta. Las vergüenzas de los mallorquines depositadas en Son Reus fermentan mientras José Santander intenta camuflarse entre tanta inmundicia. Su misión: abatir a los ‘piratas alados’, a las miles de gaviotas que a diario sobrevuelan el vertedero. Son listas. Lo reconocen fácil. Saben que está ahí. Por eso nunca tiene horario fijo ni rutinas. Cambia de coche, de atuendo, de tácticas. Dispara. Todo para prevenir el caos que puede devenir cuando cierre el vertedero.
Comentarios
Doy fe que en la Coruña llegan a ser una plaga. Una vez que les echaron al halcon en la Marina en lugar de huir lo agredieron al pobre.
Soy testigo, trabajo en una empresa con sede en la Area empresarias Ses Veles, tengo mi ventana orientada a los monticulos de basura de Son Reus, y veo las grandes bandadas de gaviotas, impresionan, y preocupan (tanto como la cantidad de residuos que veo....)