La psicosis colectiva tras los ataques terroristas permitieron transformar “el país de la libertad” como nadie podría haber imaginado. En aras de la seguridad los estadounidenses consintieron el espionaje interno, la anulación de garantías constitucionales y la violación de sus libertades civiles. Lo que EEUU condenaba anteriormente en otros países acabó instaurándolo en su propio territorio.