Cuarto día sin luz, sin tele. ¿El infierno para un crítico de televisión? No, el paraíso. Seguramente por eso, tener que desplazarme a un bar, para ver cómo Zapatero trataba de explicar sus planes para sacarnos de la crisis, se convirtió en una tortura. A los bares va uno a divertirse, a beber, a ver el fútbol. A Zapatero se le ve en casa, con las persianas bajadas y una caja de pañuelos de papel en el regazo. No es un cascabel, reconozcámoslo: consigue que uno tenga esa sensación melancólica, de vacío, que se esconde tras las miradas caprinas
Comentarios
Sonsoles también prefiere ver a Zapatero en casa a verle en el bar.
Todo el mundo dice que no vio la entrevista, pero los datos de audiencia son muy buenos. Los contrario de los documentales, aunque tngan la misma temática: la lucha por la vida.