No es una novedad decir que las llamadas redes sociales están en auge y su utilización en aumento. Hoy es rara la persona que no tiene un blog, o como mínimo, cuenta abierta en Facebook, Twitter, Whatsapp, o en cualquier otra de las plataformas que s
La prostitución de la libertad de expresión no tiene nada que ver con los medios utilizados para ello, tanto si es en directo, por teléfono, por internet o por carta al diario el hecho será el mismo: o cierto o falso o medio cierto o medio falso o cualquier otra combinación.
No hay que confundir, como está sucediendo con tanta frecuencia, el mensaje con el mensajero. Las leyes establecen límites y reglas que, si son legales y éticas, han de ser cumplidas por todos los ciudadanos, sea cual sea el medio que utilicen para sus expresiones, ideas y montajes.
Prostituye más la libertad de expresión quien establece, como hace el autor del artículo, distinta vara de medir entre el ciudadano y un "cargo público", dando carta de naturaleza o aceptando que son "una clase diferente". No, todos somos o hemos de ser iguales ante la ley, aunque estemos asistiendo no ya a la prostitución -o limitación exagerada- de la libertad de expresión sino a la prostitución de las mismas leyes puestas a disposición y servicio de los poderosos, de cualquier índole, por los lacayos y mediocres políticos que se sientan en el hemiciclo de nuestro parlamento. De pena.
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La prostitución de la libertad de expresión no tiene nada que ver con los medios utilizados para ello, tanto si es en directo, por teléfono, por internet o por carta al diario el hecho será el mismo: o cierto o falso o medio cierto o medio falso o cualquier otra combinación.
No hay que confundir, como está sucediendo con tanta frecuencia, el mensaje con el mensajero. Las leyes establecen límites y reglas que, si son legales y éticas, han de ser cumplidas por todos los ciudadanos, sea cual sea el medio que utilicen para sus expresiones, ideas y montajes.
Prostituye más la libertad de expresión quien establece, como hace el autor del artículo, distinta vara de medir entre el ciudadano y un "cargo público", dando carta de naturaleza o aceptando que son "una clase diferente". No, todos somos o hemos de ser iguales ante la ley, aunque estemos asistiendo no ya a la prostitución -o limitación exagerada- de la libertad de expresión sino a la prostitución de las mismas leyes puestas a disposición y servicio de los poderosos, de cualquier índole, por los lacayos y mediocres políticos que se sientan en el hemiciclo de nuestro parlamento. De pena.