Cuando fue a bajarse del vagón, unas azafatas vestidas de rojo le interceptaron, le cachearon y le impidieron bajarse en esa parada. La razón que le dieron es que la línea de teléfono la tenía contratada con otra empresa y que, lo comprendiera y fuera razonable, si la estación ahora estaba patrocinada por otra operadora diferente a la suya, no podía pretender hacer uso de ella.