A mediados de los años 30 del pasado siglo, los asturianos, afincados en Cuba, Alonso Menéndez y Pepe García decidieron crear una nueva empresa cigarrera que
Quizá sea cierto que los trabajadores leyeron la novela, pero si no es una explicación inventada a posteriori, olvida elementos fundamentales que hicieron elegir ese nombre:
El tabaco está muy presente en la novela y los conocimientos sobre el mismo se consideran rasgos de elegancia y cultura. Muchos personajes fuman, en particular, el vizconde Albert de Morcef, quien es impresionado por la magnificencia y elegancia del Conde cuando descubre sus «excelentes cigarros de la Habana», en el capítulo "La mazzolata".
Entre las muchas menciones al tabaco, destaca este párrafo, de la descripción del estudio de dandy del vizconde, en el capítulo "Los invitados":
«Allí, sobre una mesa, había todos los excelentes tabacos conocidos, desde el de Petersburgo hasta el negro de Sinaí. Al lado de éstos, en cajas de maderas odoríferas, estaban dispuestos por orden de tamaños y de calidad los puros, los de regalía, los habanos, y los manileños. En fin, en un armario abierto, una colección de pipas alemanas, con boquillas de ámbar, adornadas de coral, a incrustadas de oro, con largos tubos de tafilete arrollados como serpientes, aguardaban el capricho o la simpatía de los fumadores.»
El tabaco se presenta, pues, como un elemento de prestigio social y de refinamiento: un prestigio que los creadores de cigarros quisieron que se identificara con su marca y de ahí el nombre.
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Quizá sea cierto que los trabajadores leyeron la novela, pero si no es una explicación inventada a posteriori, olvida elementos fundamentales que hicieron elegir ese nombre:
El tabaco está muy presente en la novela y los conocimientos sobre el mismo se consideran rasgos de elegancia y cultura. Muchos personajes fuman, en particular, el vizconde Albert de Morcef, quien es impresionado por la magnificencia y elegancia del Conde cuando descubre sus «excelentes cigarros de la Habana», en el capítulo "La mazzolata".
Entre las muchas menciones al tabaco, destaca este párrafo, de la descripción del estudio de dandy del vizconde, en el capítulo "Los invitados":
«Allí, sobre una mesa, había todos los excelentes tabacos conocidos, desde el de Petersburgo hasta el negro de Sinaí. Al lado de éstos, en cajas de maderas odoríferas, estaban dispuestos por orden de tamaños y de calidad los puros, los de regalía, los habanos, y los manileños. En fin, en un armario abierto, una colección de pipas alemanas, con boquillas de ámbar, adornadas de coral, a incrustadas de oro, con largos tubos de tafilete arrollados como serpientes, aguardaban el capricho o la simpatía de los fumadores.»
El tabaco se presenta, pues, como un elemento de prestigio social y de refinamiento: un prestigio que los creadores de cigarros quisieron que se identificara con su marca y de ahí el nombre.