Los dos amigos conversaban en una terraza, bajo el sol suave de la mañana de un sábado de abril, Christian había llamado a Alberto para compartir buenas noticias sobre su trabajo. Alberto era un vividor, de buena familia, había pasado su vida de fiesta en fiesta con poca preocupación por el futuro, que sabía asegurado. Se conocieron durante el breve tiempo que pasó en la universidad. Christian era todo lo contrario, su familia era pobre y solo con mucho esfuerzo logró encadenar beca tras beca hasta ser una pequeña eminencia...