La “inminente” mejoría económica, ahora en entredicho, era la última esperanza de un presidente en trance de ser amortizado prematuramente. De haberse cumplido en los plazos previstos, el PP podría haber sacado pecho durante 2014 con la mirada puesta en las elecciones generales. Pero eso ya no será posible. Demasiado lejos, demasiado tarde. No hay tiempo y don Mariano lo sabe.
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Ya tarda el varapalo