Publicado hace 13 años por mascara a economiadesenmascarada.blogspot.com

¿Puede ser que de verdad esté a punto de montarse un movimiento contra el antidemocrático sistema vigente es nuestro país? ¿En serio ha llegado el momento de salir a cambiar las cosas que nos alejan de la auténtica democracia? La frustrante respuesta es NO. Se ha pasado por alto por qué nuestro país carece de democracia para entrar a defender una serie de medidas que quizás se rijan por la voluntad del pueblo, o quizás no tanto.

Comentarios

mascara

El texto es propio, pero juro que no carga intención de SPAM, incluso he pretendido no publicarlo. Pasa que señala algo que me intriga que no se haya debatido en un lugar tan dado para ello como es menéame (o me lo he perdido, pero juro que he seguido los debates sobre el tema con auténtico interés). Me alegraré si el texto está completamente equivocado, porque me importa mucho lo que pueda pasar el próximo domingo.

Perdón por el tono, escrito de forma distendida y pensando en que el único público sería el público cercano que podía visitar el blog. Sumo uno de los comentarios (también propio) que quizás ayude a entenderlo un poco mejor:

Si lo que yo critico, chicos, no es el idealismo de las intenciones, ni muchísimo menos. Lo que pienso es que la plataforma ha entrado a una serie de medidas muy concretas y con muchísimo debate por detrás, y ha pasado completamente por alto el auténtico significado de la democracia: Que el poder esté en manos de un pueblo cuyo voto tenga un valor independientemente del partido votado y cuya elección incite a un ejercicio mínimo de información y honestidad electoral. Medidas como hablar del impuesto de patrimonio, el salario en ausencia de trabajo o la tasa Tobin son implícitamente medidas de un gran trasfondo y calado, algunas por una mera cuestión práctica, otras por su complejidad teórica, que merecen un trato individual, dinámico, reflexionado. En un sistema político de democracia real, probablemente algunas de ellas verían la luz, de beneficiar realmente a los ciudadanos. Unos ciudadanos que tuvieran fácil informarse, mediante los especialistas oportunos, sobre la veracidad de las políticas gubernamentales. No es una cuestión de que sean medidas desacertadas (a mí algunas me lo parecen, pero sé que quizás me equivoque, y que tardaríamos en discutirlo un buen rato), sino de que la dirección está confundida. Y perdonad el tono si me enerva no entender el por qué de la dirección tomada, quizás cegado por una visión propia que está demasiado clara.