Receta para tener al empleado bien asado. Toma un empleado fresco, si tienes tiempo, lo mejor es que lo selecciones tu mismo en el mercado. Límpiale bien el cerebro y aséalo para que tenga buena presencia. Coges el puesto de trabajo y lo calientas con un clima de tensión y mal rollo durante unos días. Cuando esté todo listo, introduces el empleado con halagos a sus cualidades y promesas de promoción. Déjalo reposar unos meses sin hacerle mucho caso, que se vaya dorando solo...
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Gracias ¿Exactamente que parte?