Publicado hace 13 años por elhombredeltrajegris a eduardpunset.es

Hoy conocemos como nunca nuestro propio cerebro. Llegamos a intuir los circuitos mentales responsables del movimiento, la tristeza o el rencor. Por ello, en lugar de concentrarnos, como en el pasado, en la curación de patologías alarmantes, pero minoritarias, la atención de la comunidad científica tanto como el interés general se están centrando en afecciones mayoritarias, como el estrés, la falta de memoria causada por el envejecimiento o la ausencia de empatía.