Hace más de un siglo que un importador italiano triunfó en la Barcelona de finales del XIX con ese aromático brebaje, de nombre vermut, a base de vino, ajenjo y otras variadas hierbas que se ingería como aperitivo. El asunto del vino (en combinación con otros aderezos herbóreos) como preámbulo a la comida ya databa de los tiempos de Hipócrates.