El enfermo, que murió 15 horas después, firmó el acta con su huella dactilar, pese a que sabía escribir. La juez ha puesto bajo investigación al médico, a los testigos, al concejal que los casó, y a la cónyuge, que consiguió in extremis derecho sobre la herencia. Los hijos dicen que se enteraron de la boda tras la muerte, y que es un caso de suplantación de identidad con el objetivo de tener un beneficio ilícito. El concejal lo niega todo, diciendo que el hombre estaba "consciente y clarividente".
Comentarios
Con riesgo de equivocarme al comentar, y tras leer el artículo, me sorprende lo rastrera que puede llegar a ser la gente cuando hay dinero de por medio. En cuanto a la jueza del Registro Civil, chapó.
JO-DER
Hay que ser buitre.....