Hace 14 años | Por lampo a agustincelis.com
Publicado hace 14 años por lampo a agustincelis.com

Dos de los más fundamentales poetas del XIX, tuvieron la habilidad de convertir sus vidas en una auténtica pesadilla. Tanto juntos como separados fueron personajes excesivos, geniales y chiflados, quizá por eso han quedado como prototipos de escritores malditos. Pronto sintieron el uno por el otro una fuerte atracción sexual, a la que se unió la común pasión por la bebida, la poesía y los hombres. Es famoso el episodio de los disparos de Verlaine a Rimbaud. De ello se puede colegir hasta qué punto se encontraba atrapado por la atracción que...

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La alcoba está abierta al cielo azul turquino
no hay ni un sitio: ¡tanto cofre, tanta artesa!
y el muro que cubren las aristolaquias
donde las encías de los duendes tiemblan.

¡Todo este desorden y estos gastos vanos
sin duda son obra de los genios malos!
(...)

—Si no llega un día, fatuo, un fuego loco,
igual que un disparo, cuando el día calla...

(A. R. 1872)