Una cooperativa construirá una residencia para mayores homosexuales gracias a un terreno alquilado por el Ayuntamiento de Rivas. Federico Armenteros (presidente de la Fundación 26 de Diciembre el día que se derogó la ley de peligrosidad social) cuenta que cuando un mayor homosexual ingresa en una residencia es como volver al armario. Él no desea vivir así esta etapa de su vida. Tampoco quiere tener que padecer la homofobia de aquellos centros que son gestionados por la iglesia católica.
Comentarios
¿Eso es inclusión? Parece que vamos para atrás en vez de para delante...
#1 #2 El problema gordo es que un alto porcentaje de las residencias están gestionadas por monjas, y ahí ni de coña les van a permitir compartir habitación con su pareja.
No hay que olvidar que hablamos de gente muy mayor. Cuando yo tenga 80 años (si llego) será diferente, pero hablamos de homosexuales que tienen 80 años ahora mismo.
Vaya eufemismo para crear un gueto :-(.
Cielos, otro nuevo paso atrás.
#2
Lo que unos llaman guetto, otros lo llaman espacio seguro.
Hoy por hoy, entrar a una residencia de ancianos significa volver al armario (eso si es que has podido salir).
Cuando la parte de la sociedad que es joven ahora, sea vieja, quizá esto ya no sea necesario.
#2 Como bien dicen en la noticia, los centros llevados por la iglesia no suelen tener muchos miramientos hacia estas personas. Eso no es un gueto.