Publicado hace 12 años por thingoldedoriath a ankalima.blogspot.com.es

No somos un contenedor de hormonas (salvo en la adolescencia...); en la especie humana, gracias al cerebro moderno, el sexo y el erotismo, alcanzan una dimensión desconocida para el resto de mamíferos: no sólo son un elemento indispensable para la perpetuación de la especie, sino que desempeñan una función de relación social y además son un juego que contribuye de forma definitiva a la unidad de las parejas.